Labetxu el valle de los colores en el monte Jaizkibel
Un paisaje onírico cargado de siglos de erosión.
Recientemente hemos vuelto a tener la oportunidad de visitar Labetxu el valle de los colores en Jaizkibel, siendo otra experiencia en el lugar más desconocido por la mayoría de Guipuzcoanos. Nuestro guía Carlos Bengoa de Donosti City intentó llevarnos por la vía rápida y conocida, pero en el último año el recorrido a cambiado un poco. Hay que fijarse bien por donde se baja, ya que han parcelado algunos terrenos, que obligan a tomar un camino diferente al clásico.
Una experiencia geológica en el País Vasco
Una visita fugaz de cinco horas en la que el desnivel es de 450m desde el parador en lo alto del monte Jaizkibel. Junto al torreón de Santa Barbara donde aparcamos los vehículos y comenzamos la caminata hacia el mar, que es donde se localiza Labetxu. El camino está más o menos bien señalizado, pero siempre se ha de ir con alguien que conozca el terreno. Una pérdida puede suponer una o dos horas de incertidumbre, hasta localizar la senda marcada en algunos árboles con dos rayas blancas en el tronco del mismo.
Travesía en un entorno natural
Al bajar entre el bosque y el paisaje natural, descubrirás algunas localizaciones en donde se puede ir haciendo boca de lo que te vas a encontrar en Labetxu. Principalmente hay dos zonas, donde se pueden ver las formas generadas por la erosión y el paso de tiempo.
Rocas cargadas de diferentes minerales, los cuales presentan diferentes colores, como el rojo a anaranjado del hierro y el óxido. Un gran colorido al que no se le resiste ninguna cámara o smartphone.
Una vez en el lugar, ya estás como en otro planeta, hay rocas con colores intensos que van desde el blanco al rojo vivo, pasando por toda una gama de anaranjados y amarillos. Además del color, las formas son de lo más caprichoso que uno se puede imaginar hasta que no las ve.
En el pequeño valle de Labetxu, hay tres zonas importantes donde la geología se muestra intensa, casi viva..
La catedral en Labetxu
Por un lado, tenemos la catedral que está ubicada casi a pie de mar, y sólo es accesible en marea baja para poder contemplarla en su magnitud. La fotografía que inicia este artículo en la parte superior nos enseña la catedral, la fotografía se obtuvo en esta última excursión.
Al otro lado del riachuelo que baja desde el monte Jaizkibel, tenemos al champiñón rojo como yo lo he apodado. Es una roca que sobresale del terreno y tiene una forma circular de casi 180º. En esta roca roja llaman la atención las pequeñas formas circulares de color ocre, amarillo, o naranjas que hay incrustadas en todo el perímetro central de la roca.
Geoformaciones. Paredes de colores. Esculturas naturales junto al mar. Formas y colores en Labetxu.
Por último a mencionar, tenemos lo que es el núcleo central de la catedral en su parte más alta, donde otra vez más vuelve a aparecer el rojo en un larga roca rectilínea de unos 50m. Sobre la catedral hay una gran superficie donde poder moverse y contemplar el resto del paisaje desde una atalaya privilegiada.
Recomendaciones
No olvides llevar bien de bebida, y algo de comida pues van a ser unas cuantas horas aislados del mundo exterior, y sin cobertura de telefonía. A partir del mes de junio cuando las temperaturas son altas, el regreso puede resultar un suplicio para el que no esté acostumbrado. Este tipo de travesía conlleva gran desnivel y tramos del camino con el suelo cubierto de piedras. Aún y todo merece la pena un poco de esfuerzo y conocer esta maravilla de la naturaleza.
Merece la pena la caminata por ese escondido sendero entre helechos, para ver desembocar el agua del arroyo directamente al mar. Todo ello encajonado entre paredes verticales de diferentes tonalidades, la cueva, una maravilla.